martes, 7 de julio de 2015

TIC-TAC, TIC-TAC

Bueno, supongo que es de esas cosas que no se planean. Suceden y punto. Casi que mucho mejor, así no hay tiempo para pensárselo dos veces. La espontaneidad es mi aliada. Me conoce bien.  Y yo a ella. Algún sustillo que otro nos hemos llevado a lo largo de estos años, pero también muchas emociones y momentos sorprendentes.
¡Oh, el factor sorpresa! Siempre te pilla desprevenida y con el pelo revuelto. Hace muchos años decidí no llevar reloj. Me incomoda la idea de verme controlada, condicionada por un chisme que marque mis momentos. Todo lo que gira ahora alrededor nuestro son chismes controladores. Los muy cabrones, se han propuesto dirigir nuestras emociones, actos y pensamientos. La libertad ya no es fiel a su concepto. Yo amo tanto la libertad... tanto que a veces me siento en desigualdad de condiciones con el resto. En cierta ocasión alguien me dijo que aunque pedía a gritos que tiraran de mi carro luego no lo permitía. Y así es difícil, muy difícil. Mi opinión es diferente. Para tirar del carro de alguien hay que ser muy inteligente y tener empatía. Sigue siendo difícil, lo sé. La empatía es casi un don. No, la empatía es un don en toda regla. A estas horas de la noche, con un calor sofocante, los pensamientos filosóficos que, inevitablemente me transportan al pasado, me acaloran aún más. Las experiencias del pasado conforman el presente. Es injusto, pero así es. Aunque, pensándolo mejor y dejando de lado los planteamientos filosóficos que no proceden a estas horas - básicamente porque no me da la gana que inunden mi cerebro en este momento- siempre sucede algo o aparece alguien que puede tirar del carro a una velocidad de vértigo. Algo sucede, algo está cambiando, me resisto y lucho conmigo misma porque me intimida admitir el cambio. Quiero seguir sin ponerme el reloj. No me gusta esa clase de chismes. No creo en el tiempo, ni en los espacios cerrados, ni en los factores externos que condicionan la libertad o el libre albedrío, como queramos llamarlo. No creo en las promesas, pero sí en los proyectos y movimientos. Me gusta la filosofía y todo lo que tenga que ver con las letras, pero estoy cansada de escribir rápido. Mejor despacio y con buena letra, sin prisa pero sin pausa. Tic-tac, tic-tac, tic-tac... mi corazón palpita rápido. Voy a tener que quitarle la pila al reloj -al chisme- que habita en mi pecho. Quiero dormirme en el carro del silencio abrazada a la luna que entra por la ventana.

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