miércoles, 8 de julio de 2015

CERRADO POR VACACIONES


Lo bueno de que se acerquen las vacaciones es que a uno le entran más ganas de todo, como si de repente las cosas se precipitaran y tuvieran que acabarse cuanto antes. Es una sensación rara. Hacía tiempo que no escribía en mi blog, y no por falta de ganas. Supongo que no tendría nada importante que decir. Y sigo, creo, sin nada suficientemente importante. En caso contrario, lo omitiría. Las cosas trascendentales quedan en la más absoluta privacidad, pues si no perderían su encanto. Siempre he pensado que esto del blog es como conversar con nadie y todo el mundo a la vez. No sabes quién te lee, pero sí que alguien lo hace. El concepto que saquen de una ya es otra cosa, aunque  a estas alturas poco me importa, la verdad. Tiene gracia, nos pasamos media vida aprendiendo a comportarnos para vivir en sociedad y luego descubrimos que la sociedad es eso tan gracioso que no sabe comportarse. Es bastante caótico, enrevesado. Llegados a este punto se produce lo que se llama crisis existencial o problema de adaptación. Eso a los psicólogos les encanta, lo de poner nombres, me refiero. Sigo opinando que los psicólogos son una pérdida de tiempo. De tiempo y dinero, porque baratos, lo que se dice baratos, precisamente no son. Antes la gente se confesaba con los curas, pero ahora las tendencias han cambiado. Están de moda, los psicólogos son los reyes del mambo, aunque no sirvan para nada. Retomando el tema... cuando llegan las vacaciones nos sentimos distintos. Parece que cerramos un capítulo de la historia para adentrarnos en otro más paradisíaco, o más aburrido, dependiendo de las circunstancias. Sea como sea, cambiamos horarios, rutinas y hasta de destino. Personalmente, a mí las vacaciones me desestabilizan. Iré al revés del mundo, quién sabe, pero eso de salir a la calle y ver los comercios cerrados me produce cierta tristeza. Un pueblo desértico es un paisaje desolador. Ahora me viene a la mente 'Memorias de África', será por lo del clima desértico. Me fascina esa película, la habré visto diez o doce veces, incluso más. Kenia: el viaje que nunca llega. Buen título para hacer una segunda parte. Viajar a Kenia es un proyecto que tengo en mente desde hace mucho tiempo, aunque me preocupa la idea de añorar luego el amanecer en las sabanas. Lo digo completamente en serio, la añoranza de algo tan hermoso puede conducirte a una muerte temprana, y qué muerte más trágica la de morir bajo un cielo gris con aroma a carne putrefacta.


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