jueves, 15 de diciembre de 2011

EL EMBRUJO DE LA NOCHE

No sé qué tiene la noche que me embruja. Aunque esté cansada podría pasarme la noche en vela escribiendo, leyendo o, simplemente, rememorando viejos tiempos. Y si hay luna llena, mejor que mejor. Entonces, me asomo por la ventana y la hago mi cómplice. Reconozco que soy ave nocturna, el sol no va conmigo. Prefiero ver las estrellas y disfrutar de un buen paisaje nocturno, donde la imaginación es la protagonista de la noche y los fantasmas del pasado pasean sus cadenas haciendo un ruido estrepitoso. Hace mucho tiempo que dejaron de darme miedo, en cierta manera también les he hecho mis cómplices y les he cogido tanto cariño que podría afirmar que les quiero. Me gusta charlar con ellos, contarles mis cosas, y aunque no contesten sé que desde algún lugar me están oyendo. Algunos son benévolos y enjugan mis lágrimas, me ofrecen su hombro para llorar y también me hacen reír. Los fantasmas sólo son malos en las películas, en nuestra imaginación pueden ser tiernos, afectuosos, comprensivos, los mejores amigos, en definitiva. Y así es como yo los contemplo. A estas horas de la madrugada exprimo mi cerebro y digo todo cuanto pienso y siento sin sentir vergüenza. Con el sol hay cosas que no puedo decir, es como si me estuviera vigilando tan de cerca que me quemara todo menos el sentido del ridículo. Está claro que las estrellas, en mi caso, son la mejor alternativa, y los fantasmas, ruidosas sombras que visten de blanco y se llevan lo peor de mi alma.

lunes, 5 de diciembre de 2011

FIEL A MÍ MISMA

Hoy publiqué en mi facebook una de tantas frases que se me ocurren a lo largo del día y que, además, tienen sentido. Y tienen sentido porque creo firmemente en lo que digo. Tal vez debería recoger todos estos pensamientos y darles formato de libro, pero lo dejaré para más adelante, cuando piense menos y disponga de más tiempo. La frase decía así: "La integridad es una virtud que engloba muchas cosas. Ser íntegro consiste, también, en cumplir tu palabra cuando la has dado. Si eso falla, falla el resto, porque detrás de una promesa incumplida está el miedo, los prejuicios y la falta de valor. Se necesitan personas íntegras para cambiar el mundo." Escribí esto porque, ahora que faltan pocos días para que termine el año, me pongo más mística que de costumbre. Es algo innato en mí, la sensibilidad de las personas no puede dominarse. No, no se llega a dominar jamás. Controlamos nuestros actos, reprimiéndolos, por ejemplo, pero no los sentimientos. Bien, pues como iba diciendo, en pleno momento de éxtasis místico, otro pensamiento cruzó por mi mente, estrellándose contra mi primer pensamiento. No fue exactamente un pensamiento, sino un recuerdo, otra de las cosas que no podemos controlar. No llamamos a los recuerdos, pero permanecen en nosotros como criaturas del demonio o seres angelicales, eso depende de la clase de sentimiento que nos produzca cuando salen de su escondite secreto. El caso es que ahora que acaba este año -y parece que fue ayer cuando escribí, también en el blog, mi despedida al 2010- puedo decir que tengo más conciencia del término integridad. No voy a describir lo que significa este concepto, está en todas partes, sólo hay que leer, observar, analizar, sopesar... y para cada persona la palabra integridad tendrá un sentido diferente, en función de sus necesidades y experiencias. Ahora irrumpe en mi mente otro pensamiento que no puedo controlar, llega sin avisar y no se detiene... 2010, 2011, 2012... Qué rápido pasan los años, ¿he conseguido todo lo que me propuse? ¿Qué ha sido lo más especial en este último año? Mi mente se queda en blanco. Dejémosla reposar, seguro que mañana se me ocurren un montón de buenas ideas. Y aunque sea un poco anticipado, feliz año nuevo a todos los que llegáis de un modo u otro a mi blog. Seguiremos en contacto.