jueves, 28 de abril de 2011

LLUVIA SOBRE EL ASFALTO

La lluvia sobre el asfalto de hierba hace que las flores se pudran en el infierno. Maldito el fuego que nos cobija y que arde en el cielo, buscando refugio en las sombras de las tinieblas cuando el hielo se convierte en piedra. Corazones de mentira que se descubren ante la llama de una vela y una copa de vino, el aroma del fuego de una chimenea escapándose por una ventana sin ropajes, una cama de piel, sudor y orgasmos.
Maldita la flor que deshojaste porque sólo te contó mentiras. El verde de los campos habla de cosas más hermosas, hasta que empieza a llover y las gotas caen sobre el asfalto. Regresa el pasado, envolviéndonos en humo crujiente y chispeante de luz inflamable. Éste es nuestro paraíso, cierra la ventana y túmbate a mi lado, deja que te acaricie el pelo, las mejillas y que pasee mis dedos por tu boca. Los deslizo por tus labios, rozo tu lengua, tu saliva es mi alimento y tu aliento mi madrugada. Dejo que me hagas mujer en tus brazos, confieso mis debilidades y lloro como una niña pequeña despeinada y sin zapatos. Pronuncia mi nombre despacio, recuérdame en qué campo nos conocimos, de qué color eran las amapolas, si estaban tristes o bailaban, y dime cuánto me amas. Los truenos dejaron sordo mi corazón, me desnudaron el alma y flagelaron mis sentimientos. Recuérdame quién soy, cómo me llamo, que arda el fuego en la chimenea y se cierren para siempre las ventanas. Llueve sobre mojado en mis entrañas de hierba y asfalto. Que se detengan los truenos, haz que paren...




lunes, 18 de abril de 2011

HISTORIAS DE AMOR


Las historias de amor más bonitas son las que pasan desapercibidas. No se trata de vivirlas en clandestinidad, pero sí con un cierto secretismo. Para mí son cosas diferentes; la clandestinidad tiene una connotación pecaminosa, engañosa, y el secreto es omitir información para evitar que otros juzguen y comenten. Yo soy de la opinión de que las cosas importantes, las que interesan de verdad, no deben contarse. De ese modo, se viven con más intensidad, es como si el hecho de no compartirlas las hiciera más reales, más auténticas. Las historias de amor tienen un carisma especial; sienten alegría, dolor, celos, frustración, impaciencia, excitación, deseo… son de carne y hueso y tienen nombre y apellidos. Las historias de amor más bonitas son libres, no entienden de compromisos, son tolerantes, pacientes, constantes, reflexivas, comprensivas, generosas y, sobre todo, discretas. Son un color, un paisaje, un aroma, un vestido, un paseo a media tarde, un cine, una hora, una canción. No existe amor ni personas enamoradas sin una historia que salga a su encuentro y les cruce, aunque se crea que es al contrario. El ser humano es demasiado torpe para crear cosas tan hermosas.

martes, 5 de abril de 2011

EL PASTELITO DEL DÍA

Se colocó delante del mostrador con su monedero en la mano pensando qué dulce comprar. Había una gran variedad de pastelitos decorados con tanto esmero que daba pena pensar en comérselos. Eran dignos de coleccionar. Se sentó en una butaca del local, decorado con el mismo esmero que los dulces que se vendían, esperando ser atendida. Una señora de aspecto cansado, gorda, muy gorda, con cara de haberse comido todos los pasteles del día anterior, se aproximó a la mesa y con un hilo de voz azucarado, descafeinado y flambeado, le sugirió el postre del día. Una tarta de frambuesas bañadas en chocolate y con un ligero "toque" de menta. Ella, no muy convencida todavía de qué tomaría, se ladeó ligeramente hasta lograr ver el pastelito del día. Frunció el ceño y negó con la cabeza.

- Un cortado -exclamó.

- ¿Un cortado? -repitió la señora, que por su tono parecía ofendida.

- Sí, corto de café y con la leche fría.

Seguía con el monedero en la mano, apretándolo fuerte para que sus manos dejaran de temblar. Tal vez estuviera en el sitio equivocado. La señora obesa le sirvió el cortado, que acompañó con una galletita azucarada. En ese lugar todo era dulce, todo olía a miel y caramelo, hasta que él entró por la puerta como cada mañana con el periódico en la mano y la alianza en el dedo anular.