sábado, 27 de febrero de 2010

VICIOS ANCESTRALES

Recomiendo un libro que he leído esta noche de un tirón: Vicios ancestrales.
Aconsejo su lectura a todos los apasionados de la literatura divertida.
La historia comienza el día en que un magnate inglés decide dar rienda suelta a su retorcida maldad para dirigirla nada menos que contra sus propios parientes y socios de la multinacional que él preside. Para ello utilizará los servicios de quien en teoría es su principal enemigo, un profesor universitario de ideología izquierdista y notable ingenuidad para las cosas de la vida, a quien encarga la redacción de una historia de su familia. Pero si el arranque ya es disparatado, el desarrollo será la locura. La silla de ruedas automática con la que se desplaza el viejo Lord Petrefact adquirirá vida propia; el catedrático se sentirá estimulado eróticamente por una subnormal que adorna su cocina con fotos de hombres musculosos; alguien cometerá un crimen involuntario y todos los indicios señalarán a un inocente. Y esto no es más que un breve resumen de la serie de dislates que se suceden en esta historia de venganzas maquiavélicas y pasiones reprimidas, de confusiones y tropiezos, caídas y desastres, en la que Tom Sharpe demuestra encontrarse en plena forma, tan capaz como siempre de tejer la trama más descabellada y conducirla hasta el más rocambolesco final.
..." Por un lado, esa sexualidad se expresaba a base de ciertos sentimientos delicados y cierta devoción distante, inspirados los unos y la otra por algunas mujeres que ya estaban casadas y que ni se fijaban en él. Por otro, tenía unas manifestaciones más siniestras: una auténtica erupción de fantasías e irreprimibles ensoñaciones diurnas en las que se veía haciendo cosas, y dejándose hacer otras, tan notablemente sensuales que luego sentía terribles culpas y hasta sospechaba que quizá fuese un perverso. En pocas palabras, Walden Yapp tenía treinta años, pero en los asuntos sexuales era como si todavía estuviese en la pubertad.
Como antídoto contra estas fantasías incontrolables trabajaba más que nunca y, cuando la tensión era insoportable, cedía a lo que él llamaba el vicio onanista, de acuerdo con la terminología que le habían enseñado. Por suerte, como miembro del seminario que trataba de la Discriminación sexual en la Industria Algodonera, 1780-1850, había leído algunas cosas de R.D. Laing, y fue para él muy tranquilizador comprobar allí que, según este eminente psicólogo, la masturbación podía ser para algunos individuos el acto más honesto del que eran capaces. Aunque lo cierto es que no quedó convencido del todo. El individualismo entraba en conflicto con sus opiniones colectivistas, y a pesar de ciertos malabarismos semánticos de Doris, quien afirmó que en la masturbación se podían combinar las dos tendencias, Yapp estaba seguro de que para la plenitud humana eran necesarias las relaciones interpersonales, preferiblemente llevadas a cabo en plan comunitario. Sus instintos eran, sin embargo, de otra opinión, y seguían empeñados en emerger hasta su conciencia con sus solitarias y desconcertantes erupciones.
Y así, tendido en la cama, y libre de la presencia real de las abundantes carnes de Mrs. Coppett, que tanto le habían asustado, su imaginación transformó a Rosie en la apasionada criatura de sus fantasías. De hecho, Mrs. Coppett se parecía muchísimo a su amante imaginaria, sobre todo por su falta de inteligencia. Yapp estaba perplejo ante esta particularidad de sus sueños. Si bien adoraba desde lejos a ciertas mujeres inteligentes y de gran moralidad, su lujuria despertaba más bien ante la imagen de mujeres maduras y desprovistas de intelecto. Mrs. Coppett encajaba perfectamente en este modelo. Yapp imaginó que estaba acostado con ella, que le besaba sus enormes pechos, que los labios de ella se apretaban contra los suyos y que la lengua de Mrs. Coppett...
Yapp se sentó en la cama y encendió la luz. No podía ser. Debía poner freno a estos sueños irracionales. Buscó a tientas la carpeta que contenía la correspondencia familiar que Lord Petrefact le había enviado, e intentó con ella exorcizar aquellas imágenes, pero Mrs. Rosie Coppett, como si fuese un maravilloso súcubo, no desapareció. Al final Yapp lo dejó correr, apagó la luz y trató de actuar con toda la honestidad posible. Pero de nuevo se encontró con un problema. La cama crujía tan rítmicamente que le impedía concentrarse en lo que estaba haciendo sin sentirse turbado, y también acabó dejándolo estar. Hasta que por fin cayó en un sueño agitado, y a la mañana siguiente despertó con la sensación de que le ocurriría algo extraño"...

lunes, 15 de febrero de 2010

ANDY GIBB, OTRO GRANDE

Si tuviera que describir mi vida con canciones ésta sería una de ellas.
Cada vez que la escucho se me hace un nudo en la garganta. Por nada en particular, sólo porque me emociona, de modo que ha estado presente, está y lo seguirá estando siempre. La música es cómplice, amiga o enemiga, depende del momento.
Enciendo un cigarro, reflexiono unos segundos, quién me ha visto y quién me ve...
Me levanto, bebo un vaso de agua, sabe a pasta dentrífica porque me acabo de lavar los dientes, deslizo la yema de mis dedos por el contorno de mis ojos, suavemente, la crema nutritiva sigue en su sitio. Me siento de nuevo, me pongo las gafas, leo lo que he escrito y decido que es publicable. La canción me envuelve y me duermo con ella. Me está entrando sueño, ya acaba, la dejo aquí y me voy a la cama.


NOCHE DE MÚSICA

Será porque el viernes por la noche estuve de fiesta, bailando hasta las cuatro de la madrugada, que todavía llevo el ritmo en el cuerpo. Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien, aunque mis pies no opinan del mismo modo.
Me llevaron a un sitio donde sonaba música de los ochenta y la gente te saludaba como si te conocieran de toda la vida. Como era carnaval había que ir disfrazado. Improvisé un traje el día de antes. Fui de gata, pero parecía un putón. Medias tupidas de color negro, top del mismo color, un rabo que me salía de la parte trasera y unas orejas hechas de cartulina. Me pinté los ojos más negros que de costumbre, unos bigotes y los labios de color rojo. Rojísimos. Como soy bajita, no me quedó más remedio que ponerme unos zapatos de tacón.
El resultado: una gata dispuesta a cazar ratones. Al menos ésa es la sensación que daba porque algún que otro gracioso me susurró al oído: ¿quieres que sea tu ratoncito? Pero la gata no se comió ningún roedor. El plan era otro.
Esta canción de los Eagles es una de mis favoritas. Tuve la suerte de asistir al último concierto que ofrecieron en Barcelona. Realmente espectacular. Inolvidable.
Durante algunos años Timothy B Schmit (el de la melena) fue mi amor platónico. Y eso que a mí me gustan los calvos, pero en aquel entonces me daba morbo. Tiene pinta de ser tierno y salvaje a la vez, de los que te hacen el amor con pasión y delicadeza al mismo tiempo... A estas alturas puedo expresarme libremente y hablar de estos temas con total naturalidad, pienso. Nadie se asustará de que una mujer sienta deseo y tenga una fantasía sexual. Pues mi fantasía era pasar una noche de lujuria y pasión con él. Como es obvio, no fue posible. Aunque si me hubiera conocido, porque en el concierto había mucha gente -todo hay que decirlo-, seguro que habría caído rendido a mis pies. Me habría puesto el traje para la ocasión, el de gata. Ése y el que hubiera hecho falta.
Espero que vuelvan pronto a Barcelona porque no faltaré a la cita. Si estoy sin compromiso salto al escenario, pero si tengo pareja los saltos me los reservo para la intimidad. Fidelidad ante todo.

sábado, 13 de febrero de 2010

¿ASÍ SOY YO?

Publico un documento un tanto curioso que me han enviado.
Lo he leído con atención y me ha hecho reír. Puede que haya algo de cierto...

"La mujer Libra
Y así continuó, tomando primero un partido
y después otro, y haciendo de todo ello
una verdadera conversación...
Generalmente le daba excelentes consejos
(aunque ella misma rara vez los siguiera)...
Una vez un niño me hizo una pregunta que no era fácil de responder. Quería saber por qué las señoras se ponen pantalones y los hombres usan agua de colonia gratamente fragante. Con mi típico estilo Aries, le tranquilicé con una respuesta impulsiva.
-Mira -le dije rápidamente, antes de que se le ocurrieran más interrogantes fastidiosos-, eso es porque en cada hombre hay un poquito de mujer, y en cada mujer un poquito de hombre. Ahora, vamos a jugar a las damas.
Retrospectivamente, me enorgullezco bastante de mi instantánea sabiduría marciana. La afirmación es válida hasta cierto punto para todos los signos solares, y superválida para Libra. En el más viril y recio de los varones Libra encontrarás algún rasgo del sexo opuesto, y la misma jugarreta le hace Venus a sus compañeras femeninas.
Libra puede ser tan delicada como un vaporoso conejito blanco, y su voz un dulce susurro persuasivo. Puede vestirse con sedas y encajes, y llevar el pelo fragante de colonia. Hasta puede parecerte una muñequita que podrías levantar con una mano (aunque un ascendente Tauro o Sagitario la haría bastante más pesada). Pero con toda su feminidad, la dulzura de sus modales y el encanto de su gracia, esta muchacha se encuentra sorprendentemente cómoda usando pantalones, y le caen perfectamente. Sus procesos mentales siguen una lógica masculina y, en cualquier discusión que se te ocurra emprender, pueden estar a la altura de los tuyos, y hasta superarlos ocasionalmente... aunque el aspecto femenino de Libra es, generalmente, demasiado astuto para permitir que te des cuenta de eso hasta no haber pasado sana y salva la meta de la luna de miel. Durante la estación de conquista Libra se cuidará muy bien de ganarte una partida de ajedrez, pero no se pasará la vida manteniendo su agudeza mental oculta tras los graciosos hoyuelos. En algún momento te verás enfrentado con el despliegue de su potencia cerebral.
La mayoría de las mujeres Libra sacarán a relucir su ingenio tan pronto como se presente un tema que ofrezca la menor posibilidad de discusión. Puede ser cualquier cosa: por qué no debes usar cuello con botón, o qué es lo que pasa para que no te asciendan en el trabajo. (Respecto a esto último, ella pensará que es en parte por culpa tuya, y en parte de tu jefe. Con Libra, cualquier cosa termina siendo seis de un lado y media docena del otro, de modo que todo resulte igualado.) Si te niegas a morder el anzuelo, ella discutirá consigo misma. Una chica Libra es capaz de empezar sola un altercado, de seguirlo sola y terminarlo sola, majestuosamente. Es posible que tu única contribución sea un: pero, ¿por qué? o a mí no me lo parece… pero en ocasiones es todo lo que ella necesita para lanzarse a un brillante monólogo que puede durar una hora, o más. Mientras dure, sin embargo, es probable que tú te sientas inundado por su encanto. Cada tres frases, más o menos, se encenderá esa deliciosa sonrisa, insoportablemente, hasta que termines cambiando de opinión con tan poco esfuerzo como ella cambia de sexo al asumir las prerrogativas del hombre para después convertirse de nuevo en una conejita mimosa. Te convencerá con lógica, pura y clara, sin que tú pierdas mucho, a no ser tu orgullo, que tampoco echarás demasiado de menos, bajo el hechizo de esa fascinante sonrisa. Y por lo general tiene razón, porque sus decisiones son tan cuidadosamente sopesadas como las del Tribunal Supremo. Las mujeres Libra no necesitan que se las empuje mucho para poner en marcha una comparación verbal entre dos puntos de vista cualesquiera. Una temporada de actividad política le dará montones de oportunidades para aguzar su retórica y pulir su talento discursivo. Es muy capaz de trabajar en política, una vez que haya decidido qué partido y qué candidato la convencen.
Aparte esa tendencia típica de su signo a pesarlo todo dos veces para estar segura de no equivocarse, puede ser una mujer estupenda para un hombre que se sienta atraído por el amor, el compañerismo, o ambas cosas. Su tendencia a discutir se basa en un sincero deseo de llegar a una decisión imparcial. Podría ser peor. Por lo menos, no va estableciendo sobre la marcha sus propias reglas, ni se resiste obstinadamente a todo razonamiento, como las mujeres nacidas bajo otros signos solares. Además, la mayoría de sus opiniones van formuladas con un tacto diplomático que en alguna medida suaviza el golpe.
Tal vez la mejor manera de hacer que valores a tu mujer Libra sea darte un rápido panorama de lo que pasaría con los otros signos solares en una situación simple. Supongamos que se está hablando de tarjetas de visita. ¿Habría que usarlas actualmente, o están ya anticuadas? Además, ¿qué aspecto deberían tener? Hagamos un rápido recorrido del zodiaco, suponiendo que tú eres el único hombre en una habitación, con doce mujeres. (Espero que te resulte una suposición agradable.) La discusión sería más o menos en estos términos:
Aries: Yo no las necesito. Me basta el teléfono.
Tauro: Yo rara vez voy de visita. A mí me visitan.
Géminis: ¡Tarjetas de visita! ¿Quién tiene tiempo para eso?
Leo: Bueno, si fueran realmente muy locas y de aspecto impresionante...
Virgo: Tendré que ver en el Consejero Social qué es lo que dicen...
Sagitario: ¡Ay Dios! ¿Queréis decir que la gente todavía encuentra tiempo para esas minucias?
Escorpio: Si no están en casa, peor para ellos. Los que se lo pierden son ellos, no yo.
Acuario: Pero, ¿estará lloviendo fuera? Me pareció que oía un trueno.
Cáncer: Las tarjetas son tan impersonales... Yo prefiero dejar una nota.
Piscis: Yo percibo siempre cuando no está la gente, y las visito únicamente cuando por un mensaje subliminal se que me quieren ver.
Capricornio: La costumbre es correctísima, pero no tiene ningún sentido hablar del diseño. Si no está impresa, no es una tarjeta de visita.
Libra: Bueno, todo depende, si uno quiere hacer lo que es correcto, hay que tener tarjetas. Como gesto es encantador. Por otra parte, en nuestros tiempos podría parecer rebuscado usarlas, y una mujer moderna está demasiado ocupada para preocuparse por esas cosas. Claro que hay que considerar las razones que hay tras la costumbre. Y además, hay gente para quien las tarjetas son un lujo; si constituyen una carga para el presupuesto, no son necesarias. Sin embargo, si uno lo mira desde otro ángulo, no se puede dejar de pensar que en nuestro ritmo frenético actual faltan la belleza y la gracia del ayer, así que podría ser un dinero bien gastado. Y claro que tienen que ser impresas, aunque también algo diferente podría reflejar la personalidad individual. Una persona creativa podría diseñar sus propias tarjetas... pero la gente muy sociable podría interpretar mal esas tarjetas tan individualistas. Quiero decir que a los Rockefeller no les parecería bien. Pero, si uno lo piensa, ¿quién va a visitar a los Rockefeller? A los amigos de uno les encantaría que uno fuera original, pero es probable, que una impresión simple sea más aceptable. Por lo menos es lo que a mí me parece. Pero claro que...
Ahora, cuando ya ha examinado todos los pros y los contras, frunce un poco el ceño, esforzándose por elegir entre sus propios argumentos para llegar a una decisión firme y válida. Ya ves que lo único que se puede decir de Libra es que es justa y que procura llegar en todo a un juicio equilibrado. Es posible que te aburran un poco sus digresiones sobre temas tan mundanos como las tarjetas de visita, pero cuando se trate de algo que realmente importa, apreciarás sinceramente sus esfuerzos por ser justa y su capacidad de dar un juicio correcto después de haber sopesado todos los factores. Otras mujeres pueden dar cualquier opinión que no refleja más que su naturaleza individual, y tampoco les importa mucho lo que pienses tú o la exactitud de la respuesta. Para una mujer Libra, eso de que lo que ella piensa es lo que está bien, no es válido. Tu opinión es tan digna de respeto como la de ella y la de Platón, mientras no se tome una decisión, tras haber llegado a la conclusión de las imperfecciones de los argumentos de ella, de los tuyos y de los de todos los filósofos.
La mayoría de las chicas Venus trabajan antes y después de casarse. Buscan el dinero por las cosas bellas que con él se pueden comprar. Las aves de Libra necesitan montones de hermosas plumas para su suntuoso nido. Les gusta la ropa buena, los perfumes caros, la música clásica y... ¿no había dicho alguien que Libra era masculina? Sí, yo. Es un aspecto de ella. Pero cuando la veas con esos peinados tan bonitos, apenas si advertirás que es tan cabeza dura. Las mujeres Libra necesitan grandes sumas de dinero, sobre todo para poder alejarse de la sordidez y la fealdad de ambientes discordantes, que de hecho pueden llegar a hacerles caer enfermas, emocional y físicamente. Pero hay otra razón para que trabajen, otra razón para que Libra quiera dinero: su hombre. Si hay una cosa que Libra atesora por encima de todas en este mundo temporal, es el hombre a quien decidió amar, honrar y domesticar.
No puede jugar sola y, tanto en los negocios como en el amor, las sociedades constituyen su más autentica necesidad. No le gusta trabajar sola, y es literalmente incapaz de vivir sola. Cuando visitan a un astrólogo, a las mujeres Libra no les interesan, realmente, más que dos preguntas: Si no es una, es siempre la otra. Ya sea: ¿Cuándo conoceré a alguien a quien realmente ame? o bien: ¿Cuándo encontraré a alguien con quien establecer un negocio? Para ella el matrimonio es una empresa conjunta, y las reglas son casi tan estrictas como las de una organización corporativa. Tú eres el presidente de la asociación y recibes los honores de tal. Ella es la presidenta del Consejo de Administración, la que a su manera, femenina y protectora, impedirá que tú cometas errores. Su naturaleza está hecha para el trabajo en equipo, y querrá participar en la mayor cantidad de intereses y actividades tuyos que le sea posible. De buen grado abrirá su casa a los invitados de su marido, y es lo bastante femenina como para seguirle cuando él decida cambiar su profesión, mudarse de ciudad o cultivar nuevos amigos. Todo eso es especialidad de ella, que está ahí para allanar el camino y asegurarse de que él no lo eche todo a rodar con alguna acción impulsiva o un juicio mal meditado.
Realmente, tendrás que darle crédito. La mujer típica de Libra no tiene deseo alguno de ser una piedra al cuello de su marido; más bien desea apartarle las piedras del camino. No es, ni con mucho, tan dominante en la superficie como lo es por dentro, porque lo último que puede querer Libra es formular una serie de afirmaciones de las cuales tú pudieras hacerla responsable más adelante. En la mayoría de los casos, pisará con suavidad.
Por término medio, las mujeres de Libra son muy intelectuales y están dotadas de sorprendente poder para el análisis, que te puede ser realmente útil para ayudarte a resolver problemas de negocios. Libra rara vez deja que sus emociones le impidan llegar a una decisión desapasionada o a un punto de vista equilibrado, y por lo general podrá asesorarte mejor que tu banquero. Naturalmente, su capacidad en esos aspectos puede llevarla a suplir a muchos, y no solo eso, sino que si es una muchacha típica de Venus ofrecerá las perlas de su sabiduría en la bandeja de plata de su encanto y de su amabilidad para la sugerencia. Su mano de hierro calza leve guante de terciopelo, y es tan suave el codazo con que puede apartarte del mal camino para reencauzarte por el bueno que podrías jurar que el cambio fue idea tuya. Normalmente, un hombre Aries, Escorpio, Leo o Tauro levantará un pedestal a su mujer Libra, para adorarla. Y no hace más que justicia, porque ella también le adora. Las visitas que lleguen al nido de amor de una joven Libra felizmente casada tendrán la sensación de encontrarse frente a Adán y Eva, antes de que se les apareciera la serpiente, y lo estropeara todo. (Dos personas Libra, si se casan, se convertirán invariablemente en arrullantes palomas o en adversarios que se muestran los dientes. Se irán a un extremo o al otro ya sea en forma permanente o alternada.)
Son muchas las gratificaciones que se derivan de la convivencia con una mujer Libra. Jamás te abrirá las cartas, porque simplemente no se le ocurriría semejante vileza. Jamás revelará tus secretos comerciales a los amigos ni te pondrá en situación incómoda en presencia de tu jefe. Es posible que su encanto lo someta a él también, con esa misma sonrisa que le sirvió para derretir tu corazón la primera vez que la viste. Hay algunas mujeres Libra, con posiciones desfavorables de Marte, que en ocasiones pueden permitirse excesos emocionales, o bien comer y beber más de lo que les conviene, pero son muy, muy escasas. Aunque alguna que otra vez una de ellas pueda dar un traspié con su balanza, tarde o temprano volverá graciosamente a su estado normal de celeste armonía. Habrá momentos en que te preguntarás si es un ángel o un demonio, pero lo más frecuente es que sean los ángeles quienes juegan de su lado.
Probablemente, no te quejarás por falta de demostraciones físicas de su amor, porque es tan sentimental como el encaje antiguo, y tan afectuosa como tiene derecho a serlo cualquier mujer. Aunque sus mimos y arrullos sean sinceros, esas miradas dulces, la ternura de la caricia, el abrazo cálido y la profusión de besos también son una cortina de humo bastante efectiva para su oculta tendencia masculina. No hay ley que diga que la sinceridad no pueda tener aplicación práctica.
Es posible que tu hogar parezca uno de esos anuncios de las revistas, con un alfombrado de pared a pared. Los colores estarán armonizados y los muebles serán de buen gusto. Los cuadros colgarán derechos, y generalmente las comidas se servirán a la hora en punto. Con la mayoría de las chicas de Venus puedes contar también con: servilletas de hilo, platería sellada, velas encendidas, vino, buena música y un menú equilibrado. Si tienes en cuenta la claridad de su mente y lo chispeante de su ingenio, realmente no puedes pedir mucho más. Para Libra, ser mujer es una especie de trabajo de dedicación exclusiva y dura toda la vida, y en algún momento alcanzará la perfección. Será raro que ese aspecto masculino de su voluntad te resulte molesto, a menos que seas uno de esos machos imposibles que quieren andar por ahí gritando como el rey Enrique VIII, y que esperes que las mujeres de tu vida se conduzcan como consortes obedientes y temerosas de perder la cabeza si se les ocurre decir algo más que sí o no. Tu cónyuge Libra, decididamente, dirá algo más que sí o no, porque le gusta hablar. Pero también sabrá halagarte escuchándote, cuando tengas necesidad de un público bien dispuesto. Es a la vez dulce y fuerte, y no son muchas las mujeres que pueden hacer con éxito un número de tan delicado equilibrio.
La suavidad de sus modales y su serena capacidad para refrescarte la frente con calentura pueden hacerte pensar que Libra es débil y desvalida, o que se mostrará temblorosa y femenina en momentos de crisis. En ese caso te equivocas de medio a medio. En la composición de su delicada feminidad entran nueve partes de acero. El hecho de que el detalle se te haya escapado cuando ella, valiente y astuta, se esforzaba por hacerte morder el anzuelo durante aquellas primeras partidas de ajedrez en que siempre se dejaba ganar, no es motivo para que sigas toda la vida ciego. La próxima vez que se produzca una situación de emergencia en la familia, abre bien los ojos y ya verás quien es la que mantiene la estabilidad del barco. En realidad, quiero decir. No es necesario que la verdad te despoje de tu hombría. Nadie más que tú sabrá cuanto necesitas la ayuda de su mano en el timón, cuando las cosas se ponen difíciles. Ella jamás se jactará de lo que hace ni te privará de nada, a no ser de buena parte de la responsabilidad. Da gracias de que sea tan de fiar. Además, ¿no está realmente guapa con sus pantalones, cuando se ocupa del jardín o va al supermercado? Las mujeres con pantalones están muy bien, siempre y cuando tengan la sensatez suficiente para ponerse organza y volados en las fiestas, y sedas crujientes en la intimidad. Y ella la tiene. Una de sus cualidades más valiosas es su capacidad de esconder su mentalidad rápida y aguda tras una increíble feminidad.
Una madre Libra amará y cuidará tiernamente a sus hijos, pero... ¿la verdad?, ellos irán después que tú. Son los socios minoritarios, pero tú eres el presidente de la compañía, y eso es un hecho básico que Libra jamás olvidará. Les dará un gran trozo de su corazón, pero jamás dejará que se adueñen del rincón que te entregó a ti antes de que ellos llegaran. Si con sus juegos perturban tu descanso, puede mostrarse muy estricta, y si te desobedecieran se enojaría más que si la desobedecen a ella. De pequeños, tus hijos serán dulces y limpios, y pulcros y corteses de adultos... si es que tú no los echas a perder, a lo que ella no se opondrá porque el dueño y señor eres tú. No es más que otra de esas decisiones que posiblemente dejará en tus manos para no correr ella el riesgo de equivocarse. Las madres Libra, generalmente dulces, pueden ser firmes cuando es necesario. Nunca descuidarán a sus hijos ni los ignorarán, pero la verdad es que si Libra decidió ser madre, fue ante todo para darte a ti más felicidad. Una de las primeras cosas que les enseñará a decir a los niños cuando aprendan sus oraciones será: Dios bendiga a papá. Jamás permitirá que te falten al respeto, pero si tú te pones un poco demasiado exigente ella les enjugará las lágrimas, y hasta les dará furtivamente un caramelo cuando se te haya ido demasiado la mano.
Claro que si los dulces la tientan demasiado puede ponerse gorda. También es posible que se demore mucho en una fiesta, o con una botella de vino. Y habrá veces en que sea un poco mandona, y otras en que los oídos se te cansen de oírla. Pero todas esas cosas sucederán únicamente cuando su balanza emocional esté momentáneamente desequilibrada, y ya volverá a ocupar el justo medio cuando el mal momento haya pasado. Salvo que alguien le apoye un pie en alguno de los platillos, la balanza de Libra siempre termina por equilibrarse. Si uno de los platillos baja un poquito, añade algo de afecto en el otro, y ya subirá. Si el otro se inclina bajo el peso de una excesiva tristeza, quítale un poco con tu comprensión y reencontrarás su hermosa armonía.
¿Qué otra mujer podría tener el porte de una princesa cuando la llevas al baile y después, en un abrir y cerrar de ojos, atarse las botas, ponerse el mono de leñador y ayudarte a cortar la leña para el fuego? Le sobra gracia para lo primero y fuerza para lo segundo. Si a nadie se le ha ocurrido componer una canción con el nombre de tu amada Libra, escribe tú una melodía con tiempo de vals, bien ritmada, y dedícasela. Fortissimo."

LA HONESTIDAD

Si puedo presumir de algo es de ser honesta.
Detesto la mentira y la hipocresía porque es algo que acaba por volverse en contra de quien la practica. Con la verdad se llega a todas partes, no hay necesidad de mentir ni de manipular medias verdades. Las personas que vamos de frente pagamos un precio muy elevado, y lo puedo decir por experiencia propia. Hoy en día se estila la falsedad y la doble moral, y las personas que somos claras y no nos callamos nada somos, muchas veces, un problema. Con franqueza, me importa un rábano lo que la gente piense, aunque cuando alguien a quien aprecio pone en duda mi palabra y desconfía de mis intenciones me duele durante mucho tiempo y siento que se ha perdido algo importante entre nosotros: la confianza.
Las personas que me conocen saben que yo nunca miento. Puedo ocultar u omitir cosas, como todo el mundo, pero jamás mentiría ni levantaría falsos testimonios en contra de nadie. A la larga todo acaba por descubrirse y eso me consuela. El tema es que hay personas que mienten de maravilla, son calculadoras, frías y si se proponen fingir y ocultar una verdad lo hacen sin ningún remordimiento. Yo no podría, va en contra de mi naturaleza. Mi conciencia y mi integridad están por encima de todo.
Por este motivo, no me gusta la gente que miente. Prefiero una verdad aunque sea dolorosa que un argumento estúpido sin fundamento, porque la mentira -aunque esté muy elaborada- tiene las patas muy cortas. Además, tengo una facilidad innata para saber cuando alguien está mintiendo, lo que pasa es que me lo callo porque no conseguiría extraer nada. Allá cada cual con sus mentiras y sus paranoias, yo prefiero tener la conciencia tranquila.
En más de una ocasión he salido perjudicada por hablar claro. Pero lo volvería a hacer una y mil veces aunque la otra persona jamás me lo agradezca. La sensación de impotencia me supera y me duele porque cuando la confianza se pierde cuesta mucho de recuperar, y la sombra de la duda siempre está presente. Es una pena, pero la sociedad no está preparada para enfrentarse a grandes verdades y cada vez son más las personas que mienten de manera patológica sin importarle los sentimientos de las otras personas, sólo buscando su propio beneficio y velando por sus intereses.
De todos modos, el bien triunfa sobre el mal y la verdad sobre la mentira. El tiempo pone a cada uno en su lugar, y el mío es limpio y transparente, pese a quien le pese.

domingo, 7 de febrero de 2010

EMPEZAR DESDE CERO

" Me invade el pensamiento la palabra misterio.
Hay personas que me llevan a abrirme y otras que hacen que me cierre. ¿Qué pasa?
Creo que en parte ocurre y que en parte soy yo quien decide abrirse o no con determinada persona en tal o cual momento.
Siempre está rondando el miedo a la entrega, a sufrir, a desestabilizarnos, a perder todo lo que fuimos logrando con la construcción de nuestra identidad.
Me interesa el tema de la química con el otro, tal vez porque ahí está el misterio.
Por ejemplo, me impacta comprobar cómo podemos mirar a una persona ahora y rechazarla y, sin embargo, en un instante o dos, al cambiar de mirada, sorprendernos amándola.
Esto se vincula con aquello que hablábamos sobre la supuesta identidad... Y esta es la paradoja del vínculo amoroso: todo el tiempo somos otro, y el otro... El otro también es otro.
La propuesta es aceptar esto y ver qué día se produce el encuentro y qué día no: aceptar estas idas y venidas de la relación como algo que es así, sin esperar otra cosa, y no exigirnos sentir siempre lo mismo. Admitir con placer el movimiento de las emociones y, por supuesto, aceptar que el otro también tenga esta conducta. Darse permiso para vivir lo misterioso de las relaciones, como decía el poema que te leí aquel día en el bar:
"Si sabes cómo relacionarte con tu marido o con tu esposa no estás verdaderamente casado, simplemente estás aplicando psicología.
Siempre que una relación es real, se está creando y recreando momento a momento".
Pienso que esta dinámica de lo real también opera sobre la personalidad. Me refiero al ser en pareja y el ser de cada uno. La personalidad es un vehículo para llegar a ser; disolviéndola llegamos a la captación de nuestra esencia.
La personalidad se identifica con una parte del ser a la cual le asigna el valor de la totalidad. Es importante tomar conciencia de que somos el ser y no sólo la posición con la que nos identificamos.
La mente tiene la capacidad de definirnos de cierta manera, como si al ser de tal o cual forma no pudiéramos ser de ninguna otra. Éste es el mecanismo que nos impide ser completos.
Damos por sentado que somos el yo que nuestra mente ha construido y no advertimos que ese yo es algo que se ha formado en el pasado, que tiene sus raíces allí y que su lealtad va dirigida a cosas que ocurrieron entonces, hechos y recuerdos más o menos distorsionados que estamos sosteniendo y tratando de mantener u ocultar. En consecuencia, no podemos estar totalmente presentes porque estamos atados a las cosas del pasado que nos determinaron para crear nuestra identidad.
Pieza a pieza, el yo estructurado es una resistencia a la presencia incondicional.
El trabajo consiste en cambiar nuestra lealtad hacia el yo construido, el yo habitual, en el sentido vasto del ser, al que podríamos denominar nuestra verdadera naturaleza, que está fuera de las barreras de nuestro yo construido y que no puede ser contenido dentro de ellas.
Tenemos que estar preparados para apartarnos de nuestra personalidad, para dejar que pierda fuerza, para agradecerle que nos haya ayudado a sobrevivir hasta ahora, pero aceptar que ya no nos sirve.
Estamos acostumbrados a vivir dentro de ella: no sabemos qué se siente al dejarse llevar sin el freno de nuestra identidad. Nos da miedo y es muy difícil adentrarnos en los lugares oscuros de nuestro ser y abandonar nuestra vieja y conocida identidad. El hecho de dar y recibir amor se convierte en una tarea muy ardua si no estoy decidido a abandonar mi vieja estructura. No es que podamos tomar la decisión de dejar nuestra vieja identidad y conectarnos inmediatamente con nuestro ser. Si fuera tan fácil todo el mundo lo haría, porque todos buscamos amor. De distintas maneras, todos buscamos querer y ser queridos, aceptados, considerados, etc.
No se trata de librarnos de nuestro yo construido, ni de romperlo. Ni siquiera es cuestión de criticarlo o condenarlo de ninguna manera. Hacer esto sería un error, porque es un paso en el camino. Ha tenido y sigue teniendo una función.
A veces las diferencias entre la estructura y la esencia no son tan rígidas, pero siempre son importantes. La estructura está basada en el pasado, la esencia es siempre presente.
La estructura es reactiva, en cambio la esencia es abierta y no reactiva.
La estructura está relacionada con tratar de hacer, con el esfuerzo. Por el contrario, la esencia es sin esfuerzo, es no hacer.
La estructura está siempre mirando algo, queriendo algo, necesitando algo, siempre hambrienta y deficiente. La esencia está llena, no necesita nada.
La estructura está mirando hacia fuera. La esencia se asienta en sí misma.
Welwood nos anima a alejarnos de la idea de un yo estructurado. Él propone directamente que conectemos con el vacío en vez de esforzarnos por llenarlo con una falsa identidad.
Pero esa sensación de vacío se vive como una gran amenaza a nuestra estructura. De hecho, todo el proyecto de identidad es un método de defensa para no sentirla.
La mente no puede agarrar el vacío. La mente crea las historias sobre el vacío como si fuera un agujero negro. El yo construye una barrera y todo lo que está fuera de ella nos parece peligroso.
El yo estructurado transforma esa conducta temerosa en una necesidad vital, consiguiendo que la vida acabe girando permanentemente alrededor del peligro que implica el vacío.
Creo que estaremos mucho más vivos si nos atrevemos a darnos cuenta de que no estamos necesariamente obligados a saber en todo momento quiénes somos, y que no tenemos por qué asegurar exactamente y al detalle qué se puede esperar de nosotros.
Debemos darnos cuenta de que sí podemos (y quizás debemos) lanzarnos a la experiencia de lo que deviene sin encadenarnos a un yo que nos limite a unas pocas respuestas conocidas.
Estas ideas podrían ayudar a estar en pareja, porque permitirían aflojar viejas ataduras y, sobre todo, porque liberarían también a nuestros compañeros de viaje de sus propios condicionamientos individuales".
Jorge Bucay